La diferencia clave entre el Parkinson y la miastenia gravis es que, aunque la miastenia es un trastorno autoinmune que se debe a la producción de autoanticuerpos dentro del cuerpo, la enfermedad de Parkinson no tiene un componente autoinmune en su patogenia.
Tanto el Parkinson como la miastenia gravis son trastornos neurológicos que tienen un impacto muy deteriorante en la calidad de vida del paciente. La enfermedad de Parkinson es un trastorno del movimiento caracterizado por una disminución en el nivel de dopamina del cerebro. La miastenia gravis, por otro lado, es un trastorno autoinmune caracterizado por la producción de anticuerpos que bloquean la transmisión de impulsos a través de la unión neuromuscular.